viernes, enero 30, 2009

Tratado de impaciencia no. 119

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Salir a la calle en la Ciudad de México se ha convertido ya en un deporte extremo. Y no me refiero al lugar común: el tráfico demencial, la inseguridad, el smog y todo eso. Me refiero a que en el simple traslado de tu casa al trabajo te encuentras con agresiones que pueden estar atentando contra tu salud y tu equilibrio mental.

Por ejemplo, los vendedores ciegos de CD’s piratas en el Metro. A veces me pregunto si no serán también sordos, además de invidentes. Ya en una ocasión le tuve que pedir a uno que le bajara el volumen a su bocina, pero tampoco puedo estar diciéndoles a esos animales que le bajen de huevos a su pinche escándalo en cada estación, todos los días que use el Metro,.

Entonces he optado por aislarme con mis audífonos e ignorarlos, pero ni así. A veces es tan alto el volumen, que se filtra por los resquicios de mis orejas. Y por si fuera poco está la vibración de la bocina. No sé ustedes, pero yo sí siento la vibración de las ondas sonoras en el cuerpo, aunque no alcance a escucharlas.

En uno de los pocos buenos reportajes que he visto recientemente uno de los noticieros de la mañana, dijeron que tanto el alto volumen como las vibraciones sonoras producen estrés, y que una persona sometida de dos o tres horas a ese volumen excesivo, además de volverse sordo, puede empezar a tener alucinaciones auditivas; es decir, puede empezar a volverse loco.

En el mismo reportaje, a un señor de la tercera edad (un viejito, pues) le preguntaron que si no le molestaba el ruido de los vendedores, y respondió que sí, pero que “qué se le va a hacer, si la gente necesita ganarse la vida”. Desde luego que estoy de acuerdo con que todos tengamos derecho a ganarnos la vida, pero no a costa de joder a los demás, y eso sin contar que los discos que venden son piratas; es decir, venden mercancía producto de un robo.

Donde también los habitantes de esta malurbe arriesgamos la integridad física es en los llamados “microbuses” o “peseros”. Además de que el interior de los vehículos ha sido modificado para que quepan más asientos, uno tiene que aguantar el deprimente gusto musical de los choferes, que cuando no traen sus propios discos de reguetón, banda grupera o pasito duranguense, sintonizan alguna estación deplorable de las que ahora han invadido las ondas radiales. Y para completar la tortura, instalan las bocinas con doble “woofer” debajo de los asientos de los pasajeros, “para que se escuche acá, bien chiiiiiro, hiiiijooo”.

En verdad estoy seguro que exponerse por tiempo prolongado en dichas condiciones a ese tipo de música debe matar irremisible una buena cantidad de neuronas, con el subsecuente reblandecimiento del cerebro.

Cada vez que me bajo de uno de estos vehículos, me pregunto si no se tratará de un complot del gobierno para volvernos locos a los que tenemos la mala suerte de tener que usar el servicio público de transporte, y que no les reclamemos por todas las estupideces que hacen y todo el dinero que se roban.

El colmo resulta cuando, para salir huyendo de toda esa tortura, uno prefiere tomar un taxi. Sin embargo, en múltiples ocasiones, me ha tocado la mala suerte de salir de trabajar a la misma hora que se transmite uno de los programas más imbéciles de toda la historia del universo: “El Panda Show”.

Para los que no lo han escuchado, les ahorro el tormento: los radioescuchas (generalmente jóvenes ociosos con evidentes deficiencias de lenguaje y raciocinio) se comunican con el dichoso Panda (locutor al que cariñosamente y con una cursilería insoportable le dicen “Pandita”, a pesar de que la mayoría de las veces se burla de ellos, los insulta y humilla a micrófono abierto) para que le haga una broma telefónica a un “amigo” o conocido.

Generalmente, se trata de una chanza cruel y estúpida, por ejemplo, que lo metieron a la cárcel, que está embarazada o para reclamarle por alguna idiotez. Huelga decir que todas las víctimas caen redonditas pues padecen el mismo retraso mental que sus “amigos”.

Hasta ahí todo bien. Lo peor de todo es que ¡los radioescuchas disfrutan con eso y hasta se ríen! Y cuantimás: el taxista sintoniza el programa y el pasajero tiene que escucharlo sin ninguna posibilidad de escapatoria. Bueno sí, exagero. A la tercera ocasión que me tocó que el chofer trajera el mentado “Panda Show” le pedí que le cambiara de estación, pero entonces puso a los de Fórmula Financiera y salió peor. Así que ahora mejor les pido que le apaguen al radio. Algunos se molestan, pero me vale, porque yo soy el que pago, y si quieren oír su programa de mierda que se pongan audífonos.

Sin embargo, hoy me pasó algo verdaderamente insólito, digno de aquella serie de “La dimensión desconocida”. Tomé un taxi al salir de la librería Gandhi, a donde fui a buscar un libro, que evidentemente no encontré, pero me compré otro a final de cuentas. El chofer, un hombre como de 35 ó 40 años, calvo y con lentes, se volvió para verme de frente (me subí al asiento trasero) y me saludó con una sonrisa resplandeciente: “Buenas tardes, señor. Mi nombre es Alberto y es un placer tener la oportunidad de trasladarlo a su destino”.

Desde luego, mi primer impulso fue el de bajarme de inmediato del vehículo, no fuera una de esas bromas de programa de televisión. Busqué con la vista la cámara escondida, pero no distinguí nada. El auto arrancó y me preguntó: “¿A dónde lo llevo, señor?” Titubeé unos segundos (así de impresionado estaba) y balbuceé la dirección. Ya un poco más repuesto de la impresión, abrí el libro que había comprado y me puse a leer.

En uno de los altos, el hombre se volvió insistentemente para tratar de ver el título del libro. Distinguí sus intenciones de hacer plática, pero clavé la nariz en el libro y sólo lo veía de reojo. Entonces, me percaté de que en el radio sonaba Donna Summer a un volumen prudente. Bueno, pensé, no está tan mal.

Al poco rato abrió la guantera y sacó un CD, lo introdujo en la ranura y empezaron a sonar las notas de la “Primavera” de Vivaldi. Bajé el libro y el chofer me miró por el retrovisor. Pude distinguir una sonrisa de satisfacción. Regresé a la lectura y todo el trayecto fue en silencio, navegando con la música de violines por el proceloso tráfico de viernes de quincena.

Entonces, minutos después, no sé cuántos, el chofer me dijo: “Hemos llegado a su destino, señor”. Le pagué y me bajé del auto, aún incrédulo.

Creo que gracias a ese hombre mi cerebro recuperó unos cuantos cientos de neuronas que ya daba por perdidas.

jueves, enero 29, 2009

Trailer y videoclip de "Una vida que salvar"





Les dejo aquí el trailer y el videoclip de la película Una vida que salvar, escrita y dirigida por Andrés Castuera-Micher, y producida por el colectivo CINLANA, en la que acá su charro negro debutó y se despidió como actor de carácter en el memorable papel del Padre Salvador.

Aunque se estrenó en 2006, la película en realidad no ha circulado, así que estaría bueno darle un segundo aire, ya que aborda sin tapujos, directamente, el polémico tema de los embarazos no deseados y el aborto en las jóvenes.

domingo, enero 25, 2009

Tributo a Jaime Sabines: “He aquí que estamos reunidos”

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A mis queridos amigos, hermanos, maestros poetas y amantes lectores de la poesía de Jaime Sabines.

Con motivo del par de lustros del rato que se ha puesto a descansar bajo tierra nuestro gran poeta Jaime Sabines, Editorial Fridaura y sus amigos, Jorge Contreras Herrera y Guillermo Vega Zaragoza como compiladores / antólogos nos permitimos hacer la formal invitación para participar en el Tributo a Sabines “He aquí que estamos reunidos” los que decidan participar, pueden hacerlo con un máximo de cinco cuartillas en los que pueden incluir: poemas, cuento, carta, ensayo, teatro, guión cinematográfico (corto), pintura o fotografía.

Hemos preferido llamar tributo, para evitar la siempre incompleta antología, por lo que esto será, un tributo de quienes deseen participar. Por lo que incluso algunos lectores podrán hacerlo en la modalidad de carta.

Se podrá participar de forma independiente o como colectivo o editorial independiente, es decir, que dentro del tributo, y como viñeta en sus trabajos literarios, se podrá colocar el logotipo del sello editorial al que pertenezcan siempre que exista un permiso por escrito de su editorial, asimismo como un permiso de cada participante para publicar sus trabajos literarios.

El subsidio del libro será por aportaciones de los mismos participantes, los cuales se les otorgará en especie una vez publicado el libro, es decir, que si la aportación se determina que sea de cierta cantidad, de acuerdo al costo del libro y al número de participantes, es la misma que en porcentaje les corresponderá en libros.

En casos excepcionales se analizará otras posibilidades.

Los trabajos a publicar serán seleccionados por su calidad, originalidad y armonía con el libro.

A los amigos con los que ya he trabajado en otros proyectos literarios o que son de reconocida trayectoria, toda mi confianza.

En la medida que se consigan patrocinios y subsidios, el costo del libro disminuirá, por lo tanto también la aportación de los participantes se reducirá, con la posibilidad que sea subsidiada por completo. En el caso que alguna institución decida apoyar totalmente será reconocida en la publicación del libro como coedición.

La fecha límite para recibir trabajos es el 27 de marzo del 2009 vía correo electrónico a esta dirección ariotiburon@gmail.com

Los trabajos deberán ser presentados en tipografía arial 12

Dentro de las cinco cuartillas se deberá incluir una muy breve ficha de trayectoria.

Así que la convocatoria también se abre a patrocinios y donativos.

Mayores informes:

Al correo electrónico jorgiastico@hotmail.com, ariotiburon@gmail.com o en el blog: http://www.ablucionista.blogspot.com/

jueves, enero 22, 2009

El Vega "fustigador", según Notimex

Presentan antología digital de poesía contemporánea hecha en México

México, 22 Ene (Notimex).- Un material de consulta, con el fin de difundir la poesía que se publica y lee en México, es la antología digital "Del silencio hacia la luz. Mapa poético de México", que anoche fue presentada en el Palacio de Bellas Artes.

Durante el acto, los autores Adán Echeverría y Armando Pacheco; comentaristas Guillermo Vega e Ileana Garma, y la moderadora Enzia Verduchi, destacaron que la publicación también busca contribuir a la formación de la capacidad de apreciación y escritura poéticas de los lectores.

"Este material de consulta juega, desde este momento, un papel relevante en el panorama literario nacional", afirmó Ileana Garma, poeta yucateca nacida en 1985.

Por su parte, el escritor, periodista y poeta Guillermo Vega fustigó a quienes se encargan de la política cultural del país, a los lectores, la actitud de los editores y a los autores que se cobijan con las becas que otorgan autoridades.

Asimismo, criticó a "todos los poetas perfumados", a "la nomenclatura cultural", a "los críticos literarios que no leen más que libros que les regalan los publirrelacionistas de las editoriales" y a otros.

En el acto se dijo que la compilación de los poemas hechos por jóvenes poetas de todo el país fue obtenida de dos formas: el envío realizado por los propios autores vía correo electrónico, y fuentes documentales, que aparecen junto a las obras cuando es el caso.

La presentación de la publicación apoyada por la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) se realizó luego de más de 14 meses de trabajo, el cual comenzó con la aparición de la invitación.

En el acto, Sergio Loo y Angélica Santaolaya asistieron para dar lectura a algunos de los poemas que integran esta selección de poesía joven mexicana.

"Del silencio hacia la luz. Mapa poético de México" reúne a autores nacidos entre 1960 y 1989. Los compiladores Echeverría y Pacheco lanzaron la convocatoria y los poetas respondieron con el envío de sus obras, digitalizadas por Ediciones Zur y Catarsis Literaria El Drenaje, comentó el primero.

De acuerdo con información proporcionada, la antología fue hecha en siete discos compactos, cuatro de los cuales incluyen la relación de poetas, con el fin de que los usuarios puedan disfrutar de las obras al tiempo de conocer a sus autores.

La ilusión del caníbal

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Por Guillermo Vega Zaragoza


No bromea aquel que confiesa:
“Me la comería a besos”.
Si pudiera, la engulliría toda
como la boa del diminuto príncipe,
como la tierra ávida
absorbe la lluvia en el desierto.

El beso es una mordida extraviada,
un tímido devoramiento
en una danza de lenguas excitadas.

El beso es una cópula perversa,
hermafrodita,
donde ambos se penetran
y se preñan de hijos minúsculos
que nacen y mueren y resucitan
cada vez que los labios se aproximan.

El beso es la ilusión del caníbal,
deseo prohibido de la carne prójima,
aliento vital desesperado,
agonía infinita del instante.

Para cumplir con su cometido,
los que se besan
deben consumirse mutuamente,
a plazos pero sin pausa,
con insaciable pasión antropófaga,
deglutirse con paciente ternura
hasta el último hueso,
y separarse como si ya no fueran uno,
para volverse a devorar
en el banquete próximo.

El fin del beso es imposible.
Cada beso es uno solo,
inacabable.

lunes, enero 19, 2009

Dos noticias de palabrasmalditas.net

1) En breve aparecerá el libro Palabras Malditas: Antología de Cuentos, con un relato de acá su Charro Negro, compartiendo cartel de nuevo con el Dandy del Infierno.

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2) El implacable Moon Rider se aventó una reseñita sobre los libros bukowskianos. Aquí se las convido:

Bukowski: Hank Over / Borrachos Fest
por Moon Rider
01 / 2009

http://www.palabrasmalditas.net/portada/content/view/994/29/

Resaca / Hank Over

Antología, varios autores.
Editorial Caballo de Troya, 2008.
España.

Borrachos Fest: Homenaje a Bukowski
Antología, varios autores.
editorial Fridaura, 2008.
México.


La figura de Bukowski, el gran perdedor, ha inspirado e incluso obsesionado a muchos escritores que lo leyeron en su juventud. El hijo de Satanás se convertiría en estandarte y combustible de toda una generación ochentera que despertaba en plena adolescencia y comenzaba a interesarse en el sexo, el alcohol y otras drogas, en la contracultura, el pulp, lo kitch, y por supuesto: la literatura.

Es verdad que leer a Bukowski inspira: la aparente sencillez de sus textos, los ambientes de bares, barrios proletarios, putas, alcohol, habitaciones de hotel, y violencia nos hizo cruzar un puente entre dos realidades sórdidas –la real, nuestra, y la imaginaria, la del buen Chinaski–. Entusiasmados, comenzamos a imitar, a escribir sobre el sin sentido de nuestra existencia, de las borracheras, y nuestros fracasos. Sin embargo, más tarde descubrimos que todo era una ilusión –Algunos todavía no lo saben–, una compleja trampa literaria… y es que no era tan sencillo como parecía. No basta la experiencia de mil borracheras, ni frecuentar a putas o hundirse en cantinas sórdidas para contar buenas historias… en ocasiones ni siquiera el talento es suficiente, hace falta valor –como diría Bolaño-, para hacer Literatura, y Bukowski lo tenía de sobra. Un buen amigo lo dijo: Hay que superar el sarampión Bukowskiano.

En 2008 aparecieron dos antologías homenaje a Charles Bukowski. La primera española: Resaca / Hank Over, editada por Caballo de Troya. La otra, mexicana: Borrachos Fest, editorial Fridaura. Ambas antologías reúnen cuento y poesía.

Tenía especial curiosidad por leer Resaca / Hank Over, pues viniendo de España quería saber qué tanta influencia había tenido el lenguaje Bukowskiano en ése país. Más de uno recordará las traducciones de Anagrama y los inolvidables pasajes de un Chinaski en plena ciudad de Los Angeles gritando: ¡Me cago en la hostia, gilipollas! Para mi sorpresa encontré menos localismos de los que esperaba y cuentos de gran calidad. Lo primero que me llamó la atención fue la edición: Impecable, bien cuidada desde los materiales hasta el trabajo tipográfico. Caballo de Troya editó un libro que da gusto tenerlo en las manos y tumbarse en la cama con una cerveza a leer.

37 autores, entre narradores y poetas, navegan por un interesante universo bukowskiano, la mayoría, intentando salir del cliché y explorando más allá de las putas y el alcohol. Miquel Silvestre, por ejemplo, crea un personaje esplendido, un viejo agente del FBI cuya tarea es investigar y reunir pruebas que acusen, precisamente a Charles Bukowski, de conspiración; y que una vez iniciada la tarea terminará, sin proponérselo quizá, siendo un personaje entrañablemente bukowskiano. Sergi Puertas, narra la vida, y la locura, de un tipo encargado de ponerse todos los días una botarga de Teletubi para la televisión. Muelas y Señales de José Ángel Barrueco, lleva a su personaje, un escritor que maldice a quienes creen que ser bohemio y maldito es encantador, a cambiar temporalmente de oficio a uno auténticamente infernal. Así, una serie de personajes estrafalarios desfilan por Resaca, la mayoría, merodeando universos renovadores tanto en lenguaje como en historias, pero siempre impulsados por la soledad y la sordidez.

Sobre la edición mexicana, Borrachos Fest, homenaje a Bukowski, lo primero que me llama la atención es que es una edición realizada por siete editoriales independientes: Astro, Café Literario, Fridaura, el Under, Los Avengers, Sangre y Cenizas, y Valiant 76; y 22 escritores. Uno pensaría que un esfuerzo como este sería una edición bien cuidada, pero no es así: Tipografía apretada y numerosos errores de edición, para empezar. La antología abre con una presentación lúcida y muy interesante por parte de Guillermo Vega Zaragoza, pero el entusiasmo dura poco. Cada una de las siete editoriales hace una presentación… que si hicieron este o tal fanzine, en dónde se vendió, la narración de sus fabulosas pedas en homenaje a Buk, -como si emborracharse con escritores fuera tan divertido-, etc... ¿No hubiese bastado con una sección informativa sobre la edición y una breve nota biográfica de los autores al final del libro? Y es que hay algunos que parece que pusieron su currículum vitae completo.

Bueno, ahora sí, sobre la literatura. Afore, de Alfonso Morcillo, narra la aventura de un tipo a quien el cartero le entrega un sobre de Banamex, tu futuro puede ser muy divertido. A partir de este evento Morcillo crea el retrato de un autentico personaje bukowskiano del DF, en muy pocas páginas consigue atrapar el absurdo de la existencia actual para cientos de mexicanos. Tengo unos granitos en el pene, de Roberto Andrade, justifica de buena manera el lenguaje chilango en una divertida y bien narrada batalla de amor librada en un cuarto de hotel. Arturo Terán y Eusebio Ruvalcaba, también retratan en sus cuentos la atmósfera desdibujada a través de las botellas de alcohol, del espíritu desesperado y solitario de los perdedores de esta ciudad.

Con toda la mala leche digo, parece que la literatura mexicana, underground, contracultural, o la pendejada con que quieran bautizarla, no ha superado precisamente el sarampión Bukowskiano. Parecería que lo mal hecho es sinónimo de outsider, o lo justifican como algo “muy Chinaski”… en pleno 2008 hay quien sigue imitando a los beatnicks y a algunos les parece romántico hacer poesía, que más bien parecen referencias sacadas de wikipedia, sobre jazz y hipsters de los 50’s norteamericanos mezclados con la cerveza tibia del Salón Corona… Y como Bukowski dijo, cruzándose de piernas, veo que he creado muchos escritores, pero muy poca literatura.

Finalmente, toda antología es irregular, pero ambos libros plantean un buen panorama de la literatura actual hecha por escritores que se sintieron impulsados, por el Hijo de Satanás, a enfrentarse a una hoja en blanco por primera vez en dos continentes distintos.

martes, enero 13, 2009

Medea o la destrucción

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Lola Beccaria

“Las leyes están hechas para los mediocres. Cuando eres un superdotado, las normas no te valen. Tienes derecho a saltártelas, dado que la sociedad ya te hace pagar con dureza extrema tu gran capacidad, tu superioridad. Es inútil aspirar a ser como los demás. Aunque en un principio resulte doloroso darse cuenta de esa verdad, al final es un alivio, pues dejas de sufrir por no ser aceptado en el club de lo vulgar y corriente y empiezas a sufrir por lo auténtico. Sufres porque no hay lugar para ti más que el que tú decides que sea tu lugar. Y en ese momento dejas de ser un exiliado”.

“Hay decisiones que hay que pagar en soledad, sin que nadie te acompañe, sin la más mínima ayuda, sin consuelo o justificación, sin exenciones o atenuantes ni por parte de las leyes ni por parte de los hombres. Ni siquiera por parte de los seres queridos”.

“El final de una historia de amor es un diálogo en el que quien es abandonado debe hacer el papel más penoso. Porque no hay forma de irse dignamente, no hay vía de escape o de salvación que permita entender y no suplicar, que permita no caer en la autocompasión o el reproche. “¿Ya no me quieres?” es una pregunta que uno no debería hacer jamás. Antes es mejor irse, claudicar”.

“Si un hombre no sabe amar, si un hombre traiciona la pasión a la que se ha comprometido, merece ser un desgraciado. Y la mujer que se ha dejado llevar hasta ese límite merece igualmente un castigo ejemplar. Si un hombre no sabe amar, es un impotente, un fantoche, una ser inferior, incompleto, un lisiado, una ruina. Jasón es un cobarde. Y amar a un cobarde es humillante. Que alguien anteponga el poder al amor es una exacta prueba de imbecilidad. Y amar a un imbécil, traer al mundo su descendencia, es el peor pecado de una inteligencia superior”.

“¿Qué tiene que ver el amor con la inteligencia? Todo y nada. Tiene que ver con la elección. Elegir es un acto de voluntad. Y la voluntad no es idiota. O no debería serlo. La voluntad puede a la irracionalidad. Amar es un acto de voluntad. Por tanto, amar debería ser un acto inteligente. Si eliges mal, eres imbécil. Y si antepones otro valor al del amor, eres también un imbécil”.

Fragmentos del cuento “Medea o la destrucción” de Lola Beccaria, en Varios autores.
Tragedias griegas, 451 Editores, Madrid, 2007.

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sábado, enero 10, 2009

Presentación de Los Abuelos, de Luis Popper

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Editorial Jus
"La pasión por leer"

Invita a la presentación de la novela

"LOS ABUELOS"
de Luis Popper


"Un entramado de emoción, aventura y nostalgia"

Presentan:
Gabriela Fonseca
Gullermo Vega Zaragoza
y el autor.

Modera
Antonio Ramos

Miércoles 28 de enero de 1009 a las 19:00 horas.

en Donceles 66
Centro Histórico


VINO DE HONOR

SOBRE EL LIBRO:

La colección Horizontes de Editorial Jus busca en sus libros, ofrecerle a sus lectores historias cargadas no sólo de esperanza, sino también de emoción, suspenso y aventuras. Dentro de la misma, ya se han publicado dos títulos, Malverde, la historia del Santo Popular de Sinaloa y María Luisa, la primera novela de Mariano Azuela, una novela de corte romántico.

Esta tercer entrega corre a cargo de la fascinante novela de Los abuelos, del narrador mexicano Luis Popper. En Los abuelos se habla de un tema que poco a poco se olvida en nuestro país: volver el corazón de los nietos hacia sus abuelos.

Con tres historias que se desarrollan en España, Popper recrea un entramado de emoción, aventura y nostalgia mediante el cual tres nietos buscan construir el pasado de sus familias. Okon es un chico nigeriano, cuya familia sufrió durante la guerra Civil en Biafra, donde incluso murió su abuelo. Ahora parte a sus estudios de maestría a Madrid donde encontrará no sólo un gran mundo nuevo sino las pistas que podrían llevarlo a conocer un secreto de familia, al tiempo que se enrola con una organización de liberación de su país.

Eyal, en cambio, es un chico judío quien aguarda con paciencia la llegada de su abuelo a la antigua Sefarad. De la mano de él recorrerá una parte de España mientras le viene a la mente no sólo el pasado de su familia, sino de todo un pueblo que abandonó la ínsula en su época más gloriosa. Además, Eyal tendrá que solucionar un conflicto que se avecina en su familia: la relación que mantiene con una chica no judía, bailarina de arte de quien está enamorado.

Acaso la última historia sea una de las más conmovedoras del libro. María Luisa, mexicana, joven emprendedora y nieta de un inmigrante español, recorre la nación ibérica junto con su hermano mientras busca, aún a pesar de la oposición de este último, conocer el mayor secreto de la familia que gira en torno al prolongado silencio que su abuelo ha mantenido en su relación con España. Buscando pistas aquí y allá, pronto la verdad saldrá a la luz y removerá la nostalgia de la familia.

Estas tres historias, que se alternan cada una en los capítulos de la novela, están contadas con un lenguaje sencillo, limpio, que invita a la lectura. Los abuelos es una novela que narra el momento de tres nietos cuando se deciden a reconstruir su futuro. En esta novela donde cada quien busca su futuro, siempre está la visión cálida y el apoyo de los abuelos, una visión que no debería de perderse en nuestras vidas.

SOBRE EL AUTOR:

Luis Popper (1952), nació en la ciudad de México, en 1969 viajo a Haifa, Israel, donde se graduó de Ingeniero Agrícola y vivió hasta 1989, de 1978 a 1982 por trabajo en proyectos agrícolas se mudó con su familia a Port Harcourt, Nigeria (Biafra), donde conoció de cerca la problemática del pueblo Ibo; de 1982 a 1989 repartió su tiempo entre Haifa y diversas regiones de España, en especial Asturias, Navarra y Cáceres. En 1989 con su esposa y tres hijos volvió a la Ciudad de México donde vive en la actualidad.

Escribir una novela siempre era un ideal a realizar sin fecha definida, no fue sino hasta que cursó el “Laboratorio de Novela” de Celso Santajuliana que tomó conciencia del reto que esto representaba y finalmente escribió, esta su primera novela.

La historia se desarrolla en ambientes geográficos, sociales y políticos familiares al autor y paradójicamente relata una relación que él nunca tuvo, pues no conoció a sus abuelos y no tenia nietos al escribirla, o quizá será esa la verdadera razón que lo llevó a escribir esta novela.

Visitar el sitio web de Editorial Jus.

jueves, enero 08, 2009

Apuntes sobre el arte de tallerear

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por Guillermo Vega Zaragoza


• Los así llamados talleres literarios son una invención reciente. Tengo entendido que fue Juan José Arreola quien los trajo a México luego de haber estado en Francia, y que desde entonces se han convertido en un fenómeno recurrente en la vida literaria de nuestro país. De los talleres de Arreola surgieron muchos de los que ahora son escritores reconocidos, tales como Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, José Agustín, Vicente Leñero, Gerardo de la Torre, entre muchos otros.

• El ya desaparecido Centro Mexicano de Escritores funcionaba en una forma parecida a los talleres literarios. A un grupo de jóvenes promesas se les proporcionaba una beca para escribir una obra determinada y tenían que asistir a las reuniones semanales con los tres asesores del Centro, uno de los cuales fue, durante muchos años, nada más y nada menos que Juan Rulfo, quien tenía fama de severo, implacable y hasta cruel. Los otros becarios opinaban sobre el trabajo de sus compañeros, pero la voz autorizada (e incontrovertible) era la de los maestros.

• Los talleres literarios lo que hicieron en realidad fue institucionalizar una práctica que ha existido desde siempre entre los miembros de la comunidad artística: la transmisión de los secretos de un oficio por parte de un maestro hacia los aprendices. En el Renacimiento era común que a un muchacho con dones particulares para un arte determinado, su familia se lo encargara a un maestro, que lo volvía su aprendiz y le enseñaba todo acerca de su profesión. Una vez que el alumno aprendía lo necesario y se sentía con las agallas suficientes para emprender su propio camino, abandonaba el taller del maestro y establecía el suyo propio.

• Esto sucedía entre los pintores y escultores primordialmente, aunque no tanto entre los escritores, ya que la literatura es un arte fundamentalmente solitario. La lectura de las grandes obras literarias ha sido y sigue siendo el gran taller de cualquier escritor. La prueba de fuego para un texto es su publicación; es decir, si es aceptado por una revista o una editorial para ser publicado. No obstante, antes de ponerlo a la consideración de los editores, los escritores encuentran mecanismos de verificación del valor de sus obras. Por ejemplo, Gabriel García Márquez no publica nada que no haya mostrado antes (y por supuesto le hayan aprobado) un puñado selecto de amigos. J. R. R. Tolkien, el autor del famoso El Señor de los Anillos, destruyó una novela en la que había invertido años porque a su mejor amigo (al único que le leía sus obras antes de publicarlas) no le gustó.

• También funcionaba el mecanismo de que los jóvenes escritores recurrieran a un autor reconocido, a un patriarca de las letras, para pedirle consejo y orientación. Son conocidos los casos, por ejemplo, de León Tolstoi dando su visto bueno a algún escritor primerizo. O en el caso de nuestro país, el de Alfonso Reyes.

• Sin embargo, a partir del surgimiento del movimiento romántico y, sobre todo, de la aparición de las grandes aglomeraciones urbanas, han existido también las cofradías, las tertulias, los corrillos. El café y la cantina se convirtieron (y lo siguen siendo hasta hoy) en el centro de reunión e intercambio de experiencias, consejos y chismes literarios.

• Pero el caso de los talleres literarios es distinto, pues como su nombre lo indica, se trata de un lugar donde se “trabaja” con los textos, donde con base en la orientación de un maestro o “coordinador” (como se le tiende a nombrar ahora) el escritor aprende y aplica los detalles de su oficio a partir de los comentarios de sus propios compañeros.

• En su libro Para ser novelista (que todo aquel que aspire a convertirse en escritor debería leer, no una sino varias veces), John Gardner dice que, a pesar de que la mayoría de los talleres literarios pudieran tener defectos, todos tienen un efecto beneficioso, ya que tienen la virtud de congregar a los jóvenes escritores, lo cual, aun en la ausencia de escritores de categoría, les puede servir a aquéllos a ayudarse entre sí. “Estando con otros escritores del mismo nivel, el joven principiante se siente menos extraño que en condiciones normales, y la posibilidad de poder intercambiar puntos de vista con ellos y de conocer lo que escriben puede servirle para acelerar el proceso de aprendizaje”.

• Gardner señala tres características de los malos talleres literarios: 1) el maestro permite y hasta fomenta el ataque y las burlas entre los participantes; 2) el mal profesor empuja a sus alumnos a escribir como él, y 3) el exceso de “tallerismo”, es decir, donde se le da más importancia a la forma, el tema o la estructura que a la emoción o al sentimiento con que se escribe un texto.

• Mis años de participante y maestro de talleres literarios me han permitido descubrir que hay tres tipos fundamentales de personas que asisten a un taller:

1) Aquellas que nunca han tenido o han tenido muy poco contacto con la literatura, ya sea como lectores o escritores (acaso cuando estaban en la primaria escribieron alguna composición que les elogiaron mucho la maestra y su mamá), pero que se encuentran en un momento de su vida en que se están replanteando los objetivos de su existencia (generalmente después de un divorcio o de que perdieron su empleo) y decidieron que lo que siempre han querido hacer en realidad es escribir. Generalmente, estas personas abandonan el taller luego de un par de sesiones, pues se dan cuenta de que el oficio de escritor es más que una cuestión de voluntarismo y que requiere verdadera y comprometida vocación.

2) Otro tipo son aquellos que tienen algún talento literario, pero necesitan fuertes dosis de reafirmación narcisista, por lo que acuden al taller para que elogien sus textos y, sobre todo, para destruir despiadadamente los de los demás. Y si logran que en cada sesión alguien salga llorando como consecuencia de sus hirientes comentarios, obtienen orgasmos indescriptibles. Estos especimenes tampoco duran mucho en los talleres porque o los corre el maestro o se quedan sin víctimas.

3) Finalmente, están aquellas personas con verdadero talento que acuden al taller para revisar sus textos y aprender de los comentarios y críticas del maestro y de sus compañeros, a quienes también les aportan elementos valiosos. Este es el tipo de personas que logran publicar y figurar en el mundo literario, pues están verdaderamente comprometidos con su arte.

• Desde luego, a Gardner le faltó mencionar los malos talleres que se convierten en “club de los elogios mutuos”, donde el maestro fomenta la falta de rigor, el “nalgoteo” (“Uy, tú las tienes bien grandotas”; “no, tú más”; “no, no, tú más que nadie”) y los aplausos fáciles, con lo que el taller se convierte en un sucedáneo de las sesiones de canasta uruguaya, o de tejido y bordado. Este tipo de talleres tienden a durar años y años, y generalmente nadie escribe algo que verdaderamente valga la pena, pero eso sí, se consolidan amistades duraderas.

• La calidad de un taller no depende sólo del maestro o coordinador, sino también de la calidad de los participantes. Los talleres, como cualquier grupo o entidad social, son algo más que la suma de sus partes. Por ello, no necesariamente el renombre de un escritor garantiza que el taller que coordina sea el mejor. Hay escritores muy buenos que son pésimos talleristas, ya sea porque no tienen ni modo, ni método, ni paciencia para trabajar los textos, o porque están empeñados en que los alumnos escriban como él (si es que considera que su estilo es el mejor) o como sus escritores más admirados. De tal forma que a veces nos encontramos infestados por “Arreolitas”, “Rulfitos”, “Cortazaritos” o “Carveritos”.

• Un buen maestro es fundamentalmente un guía, que ayuda al tallerista, primero, a identificar su propia voz y estilo literario, para después impulsarlo a que lo desarrolle, independientemente de si es de la predilección del maestro o se aleja mucho de sus propias preferencias. Lo orienta para que lea y estudie obras de autores afines al estilo del alumno, y trabaja con los textos a partir de la calidad de los mismos textos, no de consideraciones extraliterarias.

• Uno de los problemas más frecuentes que se presentan en los talleres es que tanto el maestro como los participantes no saben comunicar adecuadamente al autor de un texto las razones objetivas de sus juicios, ni señalarlas con precisión y agudeza, más allá de las consideraciones impresionistas y subjetivas, del tipo “me gusta” o “no me gusta”; “está muy así como raro”, “está flojo”, etcétera. Esta falla puede deberse a la falta de preparación, de sensibilidad o simplemente pereza por parte del maestro y demás talleristas.

• El maestro debe proporcionarle al alumno los elementos objetivos con los que está criticando un texto, a fin de darle la oportunidad de que lo mejore. Y el alumno debe tener la suficiente madurez y humildad para tomar en cuenta los comentarios del maestro y los demás talleristas, y decidir razonadamente si los incorpora o no. A final de cuentas, será su nombre el que aparecerá como autor del texto, no el nombre del maestro o el de sus compañeros. Una verdad de Perogrullo: la responsabilidad de un texto es única y exclusivamente de su autor.

• Muchos escritores primerizos (aunque también algunos experimentados) tienden a padecer un exacerbado narcisismo. Están enamorados de sus propias creaciones y cualquier crítica la toman muy a pecho y como un ataque personal, por lo que se niegan, por sistema, a aceptar cualquier comentario o sugerencia, con lo que desaprovechan una de las principales virtudes y utilidades de los talleres: tomar distancia de los propios textos y analizarlos con objetividad. Con frecuencia se está tan involucrado afectivamente con el texto que no es posible discernir sobre su calidad con la cabeza fría. Ernest Hemingway dijo en una famosa entrevista: “El don más esencial para un buen escritor es tener un detector de mierda incorporado, a prueba de golpes. Ese es el radar de un escritor. Y todos los grandes escritores lo han tenido”. A veces la emoción afecta el funcionamiento de ese detector, lo que actúa en detrimento de la calidad del texto.

• Como ya se dijo, cada taller adquiere su propia dinámica, pero es el maestro el que imprime el sello inicial. En lo particular, en los talleres que tengo la suerte de impartir, aplico una directriz que tomé de Guillermo Samperio, maestro, amigo y ya añejo tallerista: el autor lee el texto, pero no puede defenderlo ante las críticas, por una razón simple: el texto se tiene que defender solo. El autor no puede estar detrás de cada lector tratando de explicarle las fallas o las cosas que no quedaron suficientemente claras. El texto vale o no vale por sí mismo. Si el autor tiene que explicar mucho el propio texto es porque el texto no ha cuajado del todo. Entonces hay que trabajarlo una y otra vez hasta que quede. Este principio ayuda mucho para que los talleristas adquieran la madurez suficiente, y sobre todo, para que el taller avance y no se convierta en una feria de vanidades, y de dimes y diretes que no llevan a ninguna parte.

(Una versión de este texto se leyó en la presentación del libro Aquí no hay invierno, en febrero del 2007, en el Bar Las Hormigas, de la Casa del Poeta Ramón López Velarde, de la Ciudad de México)

miércoles, enero 07, 2009

Mapa Poético de México en Bellas Artes

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Del silencio hacia la luz:

Mapa Póetico de México

Adán Echeverría y Armando Pacheco (compiladores)

Este disco compacto contiene una investigación que aglutina a escritores nacidos entre los años de 1960 y 1989. La obra que se presenta da cuenta del quehacer y los autores más recientes de la poética mexicana.


Presentan: Adán Echeverría, Ileana Garma y Guillermo Vega Zaragoza


Lectura: Sergio Loo y Angélica Santa Olaya


Miércoles 21 de enero, 19 horas


Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes
Av. Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas s/n, Centro Histórico
Teléfono: 55 12 25 93 extensiones 152, 153 y 154

Más información aquí.

De fornicare angelorum (english version)

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Pues nada, que yo no me había fijado, pero mi amiga la escritora, maestra y traductora Gabriela Valenzuela Navarrete tuvo a bien traducir al inglés mi cuento "De fornicare angelorum" para la antología Cinco Décadas de Cuento Mexicano, que mantienen Héctor Perea y ella en Internet desde 1996.

Les convido aquí la versión en inglés, pero si no la han leído en español, pues vayan acá.

De fornicare angelorum (English version)

Por Guillermo Vega Zaragoza

As they are wise men, Chinese say: ‘To make a rabbit soup, first you need to have a rabbit,’ because they knew that sometimes it is very difficult to catch a rabbit; that’s why, when they can’t get one, some creeps substitute it with a cat, that tastes the same but the meat is tougher. This is relevant ―even if it doesn’t seem like― because if you want to fornicate with an angel, what you have to do first is to find one and that is not a minor issue, as you can hunt a rabbit yourself with a shotgun or buy it at the Sonora Market, but you cannot find an angel by any corner (even if some women waiting by the corners look like angels fallen from Heaven, but you should be careful: they are false angels, they make you suffer and, besides, they charge you for their favors). To catch an angel is not as simple as to catch a rabbit, because before catching it, you have to see it and make it materialize because, as we all know, angels are spiritual beings (that is, they don’t have a body), but they can have it if they want to, and live (and even cohabit) with mortals.

There are two ways to make an angel appear. One, humming in tune the first notes of Mozart’s Little Night Serenade (yes, those of tan, tan-tan, tan-tan, tan-tan-tan-tan) by midnight during new moon. I know this because talking once, after making love with a nineteen-year-old violinist ―she herself could be taken by an angel―, we reached to the conclusion that if we, mortals could hear a conversation between angels, it would sound for us like music composed by Mozart. In fact, it is said that Mozart was himself an angel fallen from Heaven and that up there it took them a long time to realize he was missing, but once they noticed, they took him back immediately. What is strange here is why the good Amadeus never got wings like all the other angels. There is an hypothesis that Earth atmosphere is not good for this aerial appendices to develop, even when to some women you just encourage them a little and they want to fly by their own.

But we were with Mozart’s music. Actually, I don’t know what is it what you say by humming those notes, but it must be some kind of password, because after barely some seconds humming you can hear the fluttering of an angel landing. Here it is necessary to do a remark: many people still believe that for an angel to appear, you have pray that thing of ‘‘ May angels guard me through the night and keep me safe till morning’s light’, but that just works to let know the guardian angel that we are going to bed, something totally useless as if angels didn’t know what their duties are. On the other hand, it would be very disgusting to go fuck your own guardian angel (it would be a very sick combination of narcissism and onanism), as, besides the fact that he resembles us a lot as he’s by our side since we are born, he knows us way much better than we know ourselves, therefore the possibilities to hide our true intentions as we invoke him are very remote. And thinking about it twice: how exciting could be to fuck the same being we sleep with every night?

The other technique to see an angel is to take him by surprise. Frequently angels flutter around mortals. Some people take them by mosquitoes; the most sensitive ones can perceive the angelic presence immediately, and that makes them turn to a side as if someone was looking at them over the shoulder. The important thing is that, when you feel that presence, you turn immediately to your left and you may have the luck to see an angel. However you need to be careful at this point as if you turn your head too quickly, you can get a whiplash and that’s not the intention. Of course, at the beginning it seems that there’s no one there and you start doubting your sanity, but that’s due to the fact that when angels get discovered by a mortal, they stay very still, squatted, without moving a single feather of their wings. If you narrow your eyes and re-open them slowly, you’ll see him, getting clear little by little, as if it was a TV channel with poor reception. As soon as you look at their eyes, they know they are lost, that they are visible and then they play the nice guy. The problem is that we mortals can’t understand a lot of what they say because ―as I’ve said already― their words sound to us like Mozart’s music.

Next step is to make the angel materialize so you can catch him, and for that there’s only one way. As they are a little absent-minded, they don’t notice where they leave their feathers and they stay like hypnotized when they see one falling, thinking it is theirs. The knack is to let fall in front of the angel a bird feather (one of hen can work, but the best ones are from swan, that resemble theirs a lot). He will stay fascinated, looking how the feather falls slowly and will try to catch it before it touches the floor. At that moment, at that precise moment, not after or before, you have to take the angel by the wrist and hold him tightly. Then you have him caught. To be successful in this labor you have to train a lot, as a false movement can have serious consequences. It is said that Luther trained for this trying to catch flies and in one of those times, a candle fell over the Pope’s bull, reducing it to ashes, and that’s why he had no choice but to star the Protestant reform.

But we were saying that you already have the angel, well caught by the wrist. It is possible that he tries to resist, frantically flapping, trying unsuccessfully to get free, but it is necessary to remember that we mortals are stronger than them as we have worked out our muscles better in this world for the angels doesn’t know about gyms or lifting weights or aerobics, so they cannot escape. Once they have calmed down and resigned to their new condition of prey, the next thing is to detect what kind of angel he is. As we all know, nowadays angels have no sex. There was a time, at the beginning of the world, when they did have. They even could materialize at will and live with humans as if the damned thing. But there were cases when some male angels fell to the charms of mortal women and had an intense exchange of flesh. Giants were the product of this celestial aberration, and they peopled and dominated Earth for centuries, until one mortal revolutionary leader, named David, wounded the giants’ president in the head, whose name was Goliath. Then, God decided to make a radical reform among the angelic troops. He took their sexes away, He forbade them to materialize without reason in front of the mortals and imposed them internal rules much more severe than the one of a military academy. Of course, although God is perfect, He can miss a detail, so there are still some angels with sex that keep on living with mortals. The recent products of those human-celestial unions are no longer giants; they end up being damned poets and doing extravagant things such as marry a black hooker and get sick with syphilis, or write portentous poems by nineteen and then go to Abyssinia to trade with slaves. Nevertheless, if you are lucky enough to catch one of those angels with sex, I’m sorry to inform you that he’ll be the one to fuck you, as all these angels with sex are males, although you can’t put aside the possibility that after so many years of living with the mortals, they have caught some bad habits and they end up being queer. However, it is more possible that you find an angel without sex, just because there are more. According to the last angelic census, that was taken between the 12th and the 13th century of our days, and whose results weren’t published until the 14th, at the beginning of the universe the celestial troops counted 301 665 722 members, from which 133 306 668 are now fallen angels; that is, they work on Lucifer’s side.

But let’s put aside statistics and let’s continue with our matters. As we were saying, in spite of His perfection, even the Divine hunter can miss a rabbit and, even if He took their sexes away, He kept unaltered the secondary sexual traits, that means, we can find angels that once were female angels or angelgirls, and that’s why they keep their celestial breasts (that must be understood literally, even if we can find mortal women whose breasts may seem celestial to us, but in a figurative sense). That’s the explanation to the well developed mammary glands of the Angel at the top of the Independence Column by the Paseo de la Reforma. The ideal would be to catch then an angel that was once female as to kiss the breasts and suck the nipples of an angel is not an experience to waste given the chance, but if you get a male one, you should not despise him. They are very beautiful youths (God Himself created them before men) and they are very funny. It’s worth to say that angels are always naked, as they have nothing to be embarrassed of, as they have committed no sin and they don’t feel heat or chill; in consequence, all those representations of angels with white gowns or armors are mere deliriums of Renaissance and Medieval painters.

But let’s suppose you get an angelgirl. First of all, she will look a lot like a Barbie doll with wings, for the simple reason that ―let’s say it scientifically― they have the pussy cancelled. As it is evident, facing this small eventuality, there’s only a way to fuck her. At this point we could ask about the physiological function of an angel’s ass, but it seems that the only reason is that God want it that way and, in these times, we cannot question His Divine reasons. Nevertheless, it’s necessary to emphasize in their nature. Even if it has been penetrated many times before, an angel’s ass will always seemed immaculate to us. Those who have been granted with the blessing of testifying such a scene say that it cannot be compared to any kind of human sphincter imaginable. However, there are many who want them and very few who get them.

The problem now is to make her tip over, but this is to be solved by your own imagination, as angels ‘despite the fact that they are celestial entities’ are very innocent and easy to convince. That’s why it isn’t strange that so many had been trickled by Lucifer ‘who was an angel a little bit smarter and more ambitious’ to follow him into his crazy adventure of trying to bring down the Big Boss.

What we cannot let go without an explanation is the wings matter, as it is necessary to learn how to deal with them so they won’t be on the way during the sodomitical process. The aerial extremities are the most sensible parts of an angel. Any slight graze makes them feel terrible pain and they make you shake with their yelling ‘it is as if they were being skinned alive. That’s why you need to be really careful and not to fall into temptation of using the angel’s wings as grips at the time of fornication. I agree that not touching the wings will be very difficult, specially when ‘once she had been penetrated’ the angel gets into a kind of frantic abduction and starts flapping, as if trying to take the flight. Some of they get to do it, but briefly, so you don’t have to be scared by the possibility of your balls going to Heaven ‘angel and all’ as it is a momentaneous sensation. On the other hand, there are evidences pointing that when you’re mounting them, some angels become jabbering and they start telling stories that are unintelligible to us, mortals, so it seems to us that they are singing an opera in Polish.

Once we have satiated our mortal instincts into the celestial receptacle of the angel, it is recommended to intonate together and complete Mozart’s Clarinet Concert ‘which is what angels like to do after fornicate instead of smoking a cigarette and talk about their lives and their previous couples. In case you get asleep, lulled by the angel’s voice, it is good to keep the window open so she can go out in silence.

Before we finish, it is necessary to warn you. Angels get furious if they are not satisfied after the fluids exchange with a mortal. In presence of the constant diminishing amatory capacity of modern man (you know: it’s because of stress, pollution, transgenic food, etcetera), the index of angelic dissatisfaction has considerably raised in the last years. If this is the case, angelic revenge is implacable. To start with, they make you sleep deeply; when you wake up, you have an unspeakable pain in the gonads and you think it was all a dream and you will only be able to fuck that way in Heaven, when you are dead. Then, you can spend your life seeking for a woman that resembles the angel because you think that the vision of the dream was a divine message. You may never find that woman with the face of an angel, or you may find her and have no doubts in marrying her. That’s why it is highly recommendable to be really careful and do not give a cat instead of a rabbit when trying to fuck an angel.

Translated by Gabriela Valenzuela Navarrete


Fuente: From the book Antología de lo indecible. México, CONACULTA-Plan C Editores, 2004.

martes, enero 06, 2009

Penumbra

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Por Guillermo Vega Zaragoza


La noche es clara en su penumbra,
como nunca antes,
como siempre.
Los sonidos no la invaden.
Nada la perturba sino el silencio.

Desde los recovecos del insomnio
aparece la niebla.
Quién sabe de dónde
vienen las palabras
que la van poblando,
que adquieren poco a poco
la forma de tu cuerpo acercándose
liviano, delgado,
casi transparente.

Nada es mío.
Y sin embargo
sé que soy el rey del mundo,
casi Dios,
porque tú vienes hacia mí.

Y entonces entramos en la caverna.
Y yo te miro y tú miras las sombras.
Y no pasa nada sino el tiempo.
Ahí está tu cuerpo,
intocado.
Y tus labios y tus senos,
intocados
Y tus caderas y tus piernas,
intocadas.
Nada las perturba.
Será que no se saben tan deseadas.

Y yo regreso
y me lamento
por no tenerte,
por saber que no te soy necesario,
que no lleno nada,
que tu vacío no me necesita.

Y la noche sigue tan clara en su penumbra.

lunes, enero 05, 2009

Dilema existencial

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domingo, enero 04, 2009

La gran estafa literaria mundial

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García Aguilar en la misma habitación donde en 1966 Gabriel García Márquez escribió Cien años de soledad. (Foto tomada del blog de EGA)

Por Eduardo García Aguilar


(Excélsior. México, 29-Dic-2008)

Los viejos escritores latinoamericanos encorvados por las medallas y los doctorados honoris causa, deberían lealtad al autor adolescente que alguna vez fueron si tuvieron la fortuna de la precocidad, y no convertirse en presos y cómplices de la nueva industria editorial estafadora que domina en el mundo.

Antes de que la literatura se convirtiera hace medio siglo en una industria multinacional rentable y los escritores en empleadillos sin sueldo de las grandes multinacionales editoras, el ejercicio de la palabra estaba relacionado con la utopía y las ilusiones caballerescas y quienes se dedicaban a ella lo hacían empujados por una extraña pulsión de la que estaba exenta la ambición del dinero, el poder o la fama televisiva.

Dentro del imaginario del escritor adolescente de todos los tiempos estaban presentes autores muchas veces suicidas, marginales o castigados por la sociedad que como Gerard de Nerval, Arthur Rimbaud, Oscar Wilde, Franz Kafka, Porfirio Barba Jacob, Malcolm Lowry o César Vallejo mostraban a los seducidos por la poesía que el camino escogido era el más difícil posible, pues hasta la más humilde profesión es remunerada mientras la literatura en general y la poesía en particular eran seguros caminos hacia la pobreza, la indiferencia y la burla de los contemporáneos.

Salvo los escritores afortunados o los que hacían carreras políticas o diplomáticas al servicio de tiranos, la mayoría vivía una vida de privaciones que poco a poco los sumían en la desesperación, la marginalidad y la penuria, por lo que sus vidas semejaban a las de los mártires de los santorales religiosos. Muchos hemos conocido a ese tipo de escritor maldito que con modestia se dirige encorvado por las noches a su perdida vivienda a encontrarse con los libros que ama y a ser feliz viajando por el mundo y el tiempo como el más derrochador millonario. Pienso en grandes autores sabios como Paul Verlaine, Yasunari Kawabata, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti o Nagib Mafhuz. Ese hombre viaja por las civilizaciones y visita los lugares más exóticos mientras devora volúmenes con sus ojos enrojecidos de pasión y su quijotesco estómago vacío.

En estos tiempos en que son premiados con recompensas millonarias narcos, prostitutas, violentos, torturadores, delatores, criminales, arribistas, ignorantes y políticos venales, la literatura sigue siendo marginal, pero amplios sectores de la misma han emprendido el camino de la corrupción al servicio del poder y el dinero. Muchos autores exitosos, analfabetas que ni siquiera escriben sus libros, se ufanan como estrellas en las Ferias del Libro de una industria editorial corrompida, mientras son expulsados de ellas y rayados de las listas de invitados los verdaderos escritores.

Por medio de la propaganda editorial vehiculada por los medios masivos a los que pertenecen las casas editoras españolas que dominan en América Latina, se inventan genios de las letras, pensadores descerebrados, narradores que no han hecho jamás sus primeras letras, mientras grupos de modestos editores o ghost writers se encargan de escribir y armar los libros que serán los éxitos de la temporada y el centro de las ferias del libro.

Además se ha puesto de moda el escándalo y el exhibicionismo ramplones y suben a la fama los autores que más se destapan, insultan, cuentan intimidades de sus familiares, escritorzuelos que parecen escribir sermones imprecatorios llenos de insultos baratos y escatológicos e ideas de pacotilla para gusto de un consumidor nacional aferrado a sus manías y ridiculeces ancestrales de tribu. Desterrados quedan los grandes autores, los libros escritos por personas que han dedicado su vida a estudiar y pensar con rigor y a cambio nos venden siempre literatura de cuarto nivel cercana a los libros de autoayuda o a los panfletos iluminados de las sectas empresariales.

Esa es la literatura que hoy circula en ferias, escuelas y bibliotecas y se enseña en las universidades de América Latina y que las avorazadas editoriales españolas y sus empleados venden risueños mientras hacen sonar sus infectas cajas registradoras. El libro de temporada se vende como producto de supermercado y con fajillas coloridas que por lo regular mienten, quieren hacernos creer que el nuevo autor es siempre el genio sucesor del patriarca de turno y así cada temporada descubrimos a uno o dos genios nacionales que se inflan, porque lo patético del marketing es que la mentira no sólo la cree el estafado comprador, sino el supuesto autor que del semianalfabetismo premiado pasa a creerse, en un abrir y cerrar de ojos, el nuevo Homero, Conrad, Faulkner o Hemingway de turno.

El escritor y el lector adolescente es por fortuna mucho más rebelde y lúcido y sabe calibrar entre la oferta lo que sólo es engaño publicitario. La gran literatura abre caminos, viaja por senderos desconocidos y no por caminos trillados, molesta antes que ofrecer un producto que alimente las ideas fanáticas del momento. Por eso el lector adolescente es el que puede rebelarse contra la estulticia ambiente manipulada desde los centros de pilotaje de las editoriales multinacionales de hoy en el mundo y en particular las españolas que deciden entre eructos de chorizo el grado de genialidad de la literatura en sus súbditas colonias.

España, como decía el cruel pacificador gachupín Pablo Morillo al pobre sabio neogranadino Caldas antes de fusilarlo, “no necesita de sabios”. Entonces que los estafadores españoles se regresen con sus Pérez Reverte y sus genios coloniales hechos al vapor cada año y nos dejen a los latinoamericanos seguir la herencia de Rubén Darío, Huidobro, Vallejo, Neruda, Felisberto Hernández, Borges, Rulfo, Carpentier, Lezama, García Márquez, Cortázar, Onetti y Paz, entre otros muchos. No necesitamos que las editoriales españolas nos fabriquen con mañas de tenderos nuestros geniecillos dominicales en sus oficinas de Madrid o Barcelona. Que se vayan con su corrupto e infame negocio a otra parte.

(Tomado del blog del autor)

sábado, enero 03, 2009

Poeta en la ventana

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Los libros que verdaderamente vale la pena leer no es necesario buscarlos; ellos lo encuentran a uno. Hace unos días, esperaba a unos amigos en un restaurante y me encontré (o él me encontró, vaya a uno a saber) a Andrés Cardo, el inquieto y enjundioso poeta y editor de Verso Destierro, quien andaba, como acostumbra, ofreciendo libros de poesía a los comensales. Nos saludamos y se sentó conmigo. Me enseñó los libros que traía, entre los que se encontraba Poeta en la ventana, de Enrique González Rojo.

Entre toda la alharaca y faramalla provocada por el homenaje por los 80 años de Carlos Fuentes, el también octogésimo aniversario de González Rojo pasó inadvertido para mucha gente. Es cierto: entre septiembre y octubre de 2008 se le organizó un homenaje nacional que culminó en Bellas Artes (incluso este tundeteclas participó en el Encuentro Independiente de Poesía en el Faro de Oriente que formó parte de las actividades del mencionado homenaje), pero para nada tuvo la atención y el despliegue mediático que mereció el de Fuentes.

Y no era para menos. EGR se ha distinguido por mantener siempre una posición totalmente crítica e independiente hacia el poder político y cultural, alejado de las capillas y conciliábulos, siempre a partir de una convicción de izquierda, libertaria y progresista. EGR es nada menos que autor de un par de los pocos libros críticos sobre la obra y el pensamiento de Octavio Paz: El rey va desnudo (1989) y Cuando el rey se hace cortesano (1990), que lamentablemente no han sido reeditados.

Pero además es autor de una de las obras poéticas más consistentes y sólidas de la literatura mexicana, equiparable, si eso es posible, por ejemplo, con la de otro gran poeta de su generación: Rubén Bonifaz Nuño, quien por cierto en noviembre de 2008 cumplió 85 años y ni siquiera su alma mater, la UNAM, le dedicó ni una pinchurriente mesa redonda, tan ocupados que estaban todos en andarle lamiendo las botas al capo Fuentes.

Autor de más de 20 libros de poesía y otros tantos de teoría política y filosofía (algunos de ellos disponibles para descargarlos en su propia página web: http://www.enriquegonzalezrojo.com/), EGR conmemoró sus ocho décadas de vida con la publicación de Poeta en la ventana, una colección de poemas que versas fundamentalmente sobre el oficio de poeta y el papel que desempeña (antes y ahora más que nunca) la poesía en la vida del ser humano.

Quisiera decir que la edición del libro, realizada por Verso Destierro con el apoyo de otras instituciones es primorosa y cuidada, pero la verdad es que la foto de portada se les quemó y la encuadernación deja mucho que desear. No es disculpa, pero también entiendo que se trata de una edición casi independiente, sin el apoyo de las grandes editoriales ni las redes de distribución masiva que sí tienen los libros de, bueno, ya saben quién. Se trata más que nada de un trabajo de amor y admiración por el poeta, y eso es lo que cuenta.

Con todo, se trata de un libro fundamental en la obra de EGR y de lectura obligada para cualquier poeta o aspirante a tal, ya que en los cinco apartados del libro el autor reflexiona y dialoga con el lector desde la posición del sabio poeta octogenario, pero que no por eso ha perdido la mirada fresca e inocente con la que se enfrenta al mundo y a su oficio, con la misma seriedad que un niño inventa sus juegos y se sumerge en una fantasía, la del lenguaje, que resulta incluso más verdadera que aquellos que llamamos "realidad". Ya muchos poetas bisoños (y otros tantos dizque "consagrados") que se sienten poseedores de la verdad absoluta y que nadie los merece, quisieran poder escribir con esta claridad y profundidad. Eso se logra, únicamente, asumiendo el oficio poético con amor y humildad. Nada más, pero tampoco menos.

Como se mencionó, el libro está disponible en la página web de EGR, pero quiero aprovechar la oportunidad para convidarles dos de los poemas que más me gustaron e impresionaron, sobre todo porque concentran en unas cuantas líneas el bello encuentro del poeta con la poesía, y del lector con el poema.

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Poética
por Enrique González Rojo

Para ser poeta
hay que adivinar en el espacio indiferente,
en los jeroglíficos del aire,
en la pregunta arrodillada ante el enigma
o en la flébil respiración del ave fénix,
las vísperas de un portento.
Hay que tener miradas
que, hablándole al oído,
secreteándose con la pluma,
descubren toda una joyería de imágenes
en las fauces del lagarto que bosteza,
en la niña que, al desnudarse, cambia corpiños por palomas
o en la avara luciérnaga que lleva
pedacitos de sol a su escondite.

Para ser poeta
se requiere capturar el instante exacto
en que el suicida busca, con su puñal, a media carne
un pequeño resquicio al más allá
para encontrar tan sólo
la hemorragia de su tiempo
en otra de las barriadas del aquende.
Para ser poeta
hay que asistir puntual mente al momento
en que, sin el menor quejido,
la flor comienza a marchitarse,
a desdecir belleza,
a encontrar en el suelo
la forma polvorienta del descanso.

Para ser poeta
hay que fijar la mirada,
pisándole los talones al infinito,
en la alta tensión del firmamento
que electrocuta pretenciosas oscuridades
nacidas del forcejeo de la tarde con la noche;
promover un movimiento de rebeldía
para que se adueñen del micrófono
las preguntas que, queriendo salir, chocan con la frente.
Hay que tener una colección de secretos,
risas, muecas,
llaves abandonadas
y relojes descompuestos, mudos de tiempo,
que, sin desgranar como antes
rosarios de segundos,
midan la eternidad...

Para ser poeta
hay que llevar a la espalda
el cadáver agusanado del amor de nuestra vida,
despellejar de las cosas
el hallazgo poético destina do
a tatuar la memoria,
hincar espuelas en las palabras
y correr hacia el horizonte
al trote o al galope de la métrica
izando el estandarte de su musa.

Hacer poemas para no suicidarse.
Y traer entre dientes la tonada
del último suspiro.


A un lector
por Enrique González Rojo

No sé si sabes
que la belleza de un poema
la invisible humareda que atrae
suspiros, nudos en la garganta,
alaridos en sordina
no existe fuera e independientemente
de él.
No hay un "cierto lugar del cielo"
donde la belleza se halle en los andenes
de la encarnación,
en que las flores tengan prohibido marchitarse
y aspirar el oxígeno negro de la muerte,
en que Heráclito opte por el silencio
o en que las palabras nunca y siempre
estén como pez en el agua.

Escucha. La belleza es el producto
de un poema altamente organizado,
con vocablos que hincan sus raíces
en la página sin roturar
y arrojan sus flores y sus frutos
en tu mente.

Si te fijas bien,
entre la cabeza y los pies del poema,
entre la estratégica bienvenida del principio
y el final sorprendente que rubrican
tus lágrimas lectoras,
se halla, palpitando, el corazón del texto
en algún escondrijo del papel.
De esa noble y fatigad a víscera borbota
la sangre que corre
por las letras, las imágenes, los versos
y los escondrijos de tesoros
que se hallan entre líneas.

No platiques, lector,
de lo que dice el poema.
No digas: "son expresiones tan insignificantes
como el ápice oscuro que,
al olvidar su hormiguero ,
se halla desorientado a la mitad del cosmos".
Pero tampoco: "son versos que rompen
el equilibrio del universo".
Por favor no te atrevas a decir:
"son expresiones redacta das en forma de riachuelo
para que Narciso se contemple",
"peñascos que llevan en el cuello
la ley de gravedad",
"retahíla de pájaros furiosos
que van tras el destino".

No describas.
No pretendas sacar algo en claro.
Aleja tus uñas voluptuosas
de la carne inmarcesible.

Mejor apréndetelo de memoria.
Hazlo tuyo.
Dilo en voz alta cuando empiece
a resquebrajarse el mundo.
Que forme parte de la galería de milagros
de tu entraña.
Comulga con él.
Paladea a cada instante su portento.
Recítalo, recítalo,
y al hacerlo, vislumbra
que te hallas recitándote a ti mismo.

jueves, enero 01, 2009

El Vega en youtube.com

Resulta que este tundeteclas hizo por fin su aparición en youtube.com.

Es una entrevista realizada por Brenda Artigas luego de participar en el programa El ombligo de la luna en septiembre del 2008. No la había visto hasta hace unos días.

Creo que no dije tantas necedades.

Pues eso.