martes, abril 26, 2011

La muerte de los poetas


A propósito de la muerte de Gonzalo Rojas, un amigo que se las da de muy misántropo, escribió en su muro de Facebook algo así como: "Murió un poeta anciano y cinco mujeres jovenes decapitadas, una de 14 años". Como queriendo decir, o así lo entendí, que hay de muertes a muertes. Pues sí, es cierto. Pero no es culpa mía ni de él, aunque parezca querer acusar de insensibles o snobs a quienes les mueve más la muerte de un poeta anciano que las de cinco mujeres o cien o miles.

Las muertes provocadas por la barbarie humana, no de ahora sino de siempre, siempre serán estúpidas e inútiles. Nos disminuyen como especie supuestamente "pensante". Pero la muerte de algún artista, de un poeta, también nos disminuye un poco en tanto seres humanos. Es una voz que se apaga, una voz singular, única, que a través de la palabra busca desentrañar los misterios de alma humana. ¿Que si eso vale mucho o poco en las circunstancias actuales de nuestro país, o de nuestro mundo? No lo sé, pero es de lo poco que nos queda para aferrarnos, para no olvidar que seguimos siendo humanos, y no simples animales que se destrozan por el dinero, la droga o el poder, ésas sí, cuestiones que nos colocan por debajo de nuestros hermanos animales, porque todos ellos matan por supervivencia, nunca sin razón y con tanta saña.

En fin, resulta que con un día de diferencia murieron dos poetas. El célebre poeta chileno y una mexicana, sinaloense para más señas, Norma Bazúa. Casi desconocida en el "mundillo" literario, en los últimos meses fue rescatada por una generación de jóvenes que vieron en ella a una maestra de la poesía, comprometida sólo con su palabra, no con el poder cultural o la fama. Norma Bazúa era, ni más ni menos, una mujer que escribía poesía. Y poesía muy buena, excelente, reconocida por muchos de sus pares, incluidos Carlos Pellicer, Abigael Bohórquez y Enrique González Rojo. Y sin embargo, su notable obra poética es casi desconocida. Me llamó la atención, en cuanto me enteré de su muerte, buscar en Internet alguno de sus poemas y no encontrar ninguno. Eso sí: en decenas de periódicos se daba noticia de su fallecimiento. A eso hemos llegado: todo mundo se lamenta de la muerte de un poeta, pero en vida ni en muerte casi nadie se preocupa por leer su obra.

Conocí los poemas de Norma Bazúa por la antología 40 barcos de guerra, compilada por Adriana Tafoya y Andrés Cardo. La escuché leer algunos más en la presentación del mismo y tuve el honor de compartir con ella en una apresurada mesa de cierre de un homenaje que le organizaron apenas el mes pasado (aquí se puede leer sobre dicho homenaje). Debido a que los "compañeros" sindicalizados del GDF tenían que irse, Norma Bazúa tuvo que leer apresuradamente apenas un poema o dos. Desde luego, a los "compañeros" sindicalizados les vale madre que haya muerto Norma Bazúa, como le vale madre al 99.99% de los mexicanos. Pero a mí no: formo parte de ese 0.01% por ciento que nos sigue importando la poesía y la muerte de los poetas, aunque se nos juzgue de snobs.

Ojalá que además de llenarse la boca dando la noticia de su muerte en su página web, el INBA y el CONACULTA cumplan con su función, aunque sea tardíamente, y editen la obra completa de Norma Bazúa, que se encuentra desperdigada en ediciones de autor, independientes o universitarias de circulación restringidísima. Es lo menos que se merece esta gran poeta mexicana tan poco difundida.

Como un mínimo homenaje, reproduzco este bellísimo poema de Norma Bazúa:

Como una manera de ser mar
por Norma Bazúa


Cuando niña quise ser marinero
.....pero no había entonces mar navegable para mí
..............no había mar gobernable

Sólo un escarceo desmedido
con inundación de mis porqués
................................sobre todos los que me rodeaban

Me aficioné a las caracolas
.....................al brillo de las arenas
igual que las palabras
las supe de oro molido

Tuve que aprender a caminar su aridez litoral
........................................................su aridez literal
distinguir sus metales…

En ella hay mar de fondo........reflejándome
....................................................me decía
y me sumergía a veces en un elocuente silencio
.......................................................calma chicha
o en un desbordamiento del decir
hablando hasta por los codos
...........................por los ojos
...........................por las manos
por los pies todo un estruendo que nadie comprendía

Fue cuando empecé a bailar
Como una manera de ser mar pero sin provocar escándalo.

sábado, abril 09, 2011

¿A quién hay que pedir perdón?

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por Guillermo Vega Zaragoza

¿Has venido aquí por perdón?
¿Has venido a resucitar a los muertos?
¿Has venido a hacer el papel de Jesús
con los leprosos en tu cabeza?
Bono (Paul Hewson)

Hay que pedir perdón.
No importa a quién.
En principio,
a uno mismo
por la cobardía
de no levantarse en armas a diario
contra uno mismo,
derrocarse cada hora,
cada día,
inconformarse
con el estado que conservas
cada vez que te miras al espejo.

Por no rebelarse contra el mundo
contra la desvergüenza,
contra el asco,
contra la violencia,
contra la miseria
(pero no ésa que se resuelve con dinero,
la más deplorable e indigna)
sino la del alma,
ésa que no quiere reconocer
el dolor enterrado en cada rostro,
la impotencia del porvenir,
ésa que cree inútil cualquier esfuerzo,
pues de todas maneras
todo ha de morir sin remedio.

Hemos perdido la capacidad de asombro:
en un mundo de idiotas
todo comienza y se acaba
con quince minutos en las pantallas.

Hay que pedir perdón
y reconocer que somos leprosos,
con el alma cercenada por la vergüenza.

¿A quién hay que pedir perdón
por la rabia, la desolación y la muerte?
¿De qué sirve el perdón?
De nada,
sólo para exhibir nuestra propia miseria.
¿De qué sirve regresar al mismo sitio?
De nada,
sólo para mostrar nuestra indolencia.
¿De qué sirve despertarse cada mañana?
De nada,
sólo para convencerse de que cada día
es oscurecido por la noche.

Cada poema sirve tanto como las balas.

viernes, abril 08, 2011

El Credo de J.G. Balllard

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CREDO

por J.G. Ballard


Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para liberar
la verdad que llevamos adentro, para sujetar la noche, para trascender
la muerte, para hechizar las autopistas, para congraciarnos con los
pájaros, para asegurarnos las confidencias de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza del choque de autos, en
la paz del bosque sumergido, en las excitaciones de la playa de
vacaciones desierta, en la elegancia de los cementerios de
automóviles, en el misterio de los edificios para estacionamiento de
coches, en la poesía de los hoteles abandonados.

Creo en las olvidadas pistas de aterrizaje de Wake Island que apuntan
hacia los Pacíficos de nuestras imaginaciones.

Creo en la misteriosa belleza de Margaret Thatcher, en el arco de las
ventanas de su nariz y en el brillo de su labio inferior- en la
melancolía de los conscriptos argentinos heridos@ en las ‘obsesionadas
sonrisas del personal de las gasolineras- en mi sueño de Margaret
Thatcher acariciada por ese joven soldado argentino en un motel
olvidado ante la mirada de un tuberculoso empleado de una gasolinera.

Creo en la belleza de todas las mujeres, en la perfidia de sus
imaginaciones, tan cercana a mi corazón; en la unión de sus cuerpos
desencantados con los encantados rieles cromados de los mostradores de
los supermercados; en su cálida tolerancia de mis propias
perversiones.

Creo en la muerte del futuro, en el agotamiento del tiempo, en nuestra
búsqueda de un tiempo nuevo dentro de las sonrisas de las camareras de
las autopistas y de los ojos cansados de los controladores del tráfico
aéreo en aeropuertos fuera de estación.

Creo en los órganos genitales de los grandes hombres y mujeres, en las
posturas corporales de Ronald Reagan, Margaret Thatcher y la princesa
Di, en los dulces olores que emanan de sus labios mientras miran las
cámaras del mundo entero.

Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido
común de las piedras, en la demencia de las flores, en la enfermedad
reservada para la raza humana por los astronautas de la ‘misión Apolo.

Creo en nada.

Creo en Max Ernst, Delvaux, Dalí, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer,
Chirico, Magritte, Redon, Durero, Tanguy, el Facteur Cheval, las
Torres de Watts, Bocklin, Francis Bacon, y todos los artistas
invisibles encerrados en las instituciones psiquiátricas del planeta.

Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las
montañas, en el disparate del electromagnetismo, en la farsa de la
geometría, en la crueldad de la aritmética, en la intención asesina de
la lógica.

Creo en las mujeres adolescentes, en su corrupción por la postura de
sus propias piernas, en la pureza de sus cuerpos desaliñados, en los
rastros de partes pudendas que dejan en los baños de hoteles
miserables.

Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo
que ha volado alguna vez, en la piedra arrojada por un niño pequeño,
que lleva la sabiduría de los estadistas y de las parteras.

Creo en la dulzura del bisturí del cirujano, en la ¡limitada geometría
de la pantalla del cine, en el universo oculto dentro de los
supermercados, en la soledad del sol, en la locuacidad de los
planetas, en nuestra repetitividad, en la inexistencia del universo y
en el aburrimiento del átomo.

Creo en la luz que emiten los grabadores de video en las vidrieras de
las tiendas, en las mesiánicas agudezas de las rejillas de los
radiadores de los automóviles de exhibición, en la elegancia de las
manchas de aceite en las barquillas de los motores de los 747
estacionados en las pistas asfaltadas de los aeropuertos.

Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las
infinitas posibilidades del presente.

Creo en el trastorno de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs,
Huysmans, Genet, Céline, Swift, Defoc, Carroll, Coleridge, Kafka.

Creo en los proyectistas de las Pirámides, el Empire State Building,
el Führerbunker de Berlín, las pistas de aterrizaje de Wake Island.

Creo en los olores corporales de la princesa Di.

Creo en los próximos cinco minutos.

Creo en la historia de mis pies.

Creo en las jaquecas, el aburrimiento de las tardes, el miedo a los
calendarios, la traición de los relojes.

Creo en la angustia, la psicosis y la desesperación.

Creo en las perversiones, en nuestro enamoramiento de árboles,
princesas, primeras ministros, gasolineras abandonadas (más bellas que
el Taj Mahal), nubes y pájaros.

Creo en la muerte de las emociones y en el triunfo de la imaginación.

Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza.

Creo en el alcoholismo, en las enfermedades venéreas, en la fiebre y en
el agotamiento.

Creo en el dolor.

Creo en la desesperación.

Creo en todos los niños.

Creo en los mapas, los diagramas, los códigos, los juegos de. ajedrez,
los rompecabezas, los horarios de vuelos, los letreros indicadores de
los aeropuertos.

Creo en todos los pretextos.

Creo en todas las razones.

Creo en todas las alucinaciones.

Creo en todas las rabias.

Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.

Creo en el misterio y la melancolía de una mano, en la bondad de los
árboles, en la sabiduría de la luz.


(Rolado en Facebook por los KFGC quienes a su vez lo tomaron de http://blogs.alfaguara.com/fernandezmallo/ que a su vez lo tomó de Milagros de vida (Mondadori, 2008), del mismo Ballard)

martes, abril 05, 2011

Creación literaria ipso facto.

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Inicia Diplomado de Creación Literaria en Tabasco

Entrevista con Guillermo Vega Zaragoza

Por Ana Livia Salinas González
analiviasalinas@hotmail.com

"De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco".
Refrán anónimo

¿Siempre has deseado escribir? Ha llegado tu hora. Los cursos y diplomados que se imparten en Tabasco pueden brindarte las herramientas suficientes que necesitas para ello. Una vez que decidas adquirir los conocimientos básicos, la creación literaria se dará de inmediato, en el acto, ipso facto.

Félix Fulgencio Palavicini, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Andrés Iduarte Foucher, José Carlos Becerra, Josefina Vicens, José María Bastar Sasso e Isabel Rullán de Izundegui, difuntos literatos tabasqueños, son sólo algunos de los que han seguido antes que tú un camino por el que actualmente transitan muchos, muchísimos creadores de estas latitudes, pues de todos es sabido que aquél que nace en esta tierra, porta alma de poeta.

Dramaturgos, novelistas, poetas, ensayistas, cronistas, guionistas, periodistas y comunicadores de la palabra -maestros, aprendices o aspirantes-, pululan por esta tierra sureña de la República Mexicana. Su actividad no pasa desapercibida para quienes coordinan las actividades que pueden ayudarlos a seguir desarrollándose; así, el Instituto Estatal de Cultura (IEC) dirigido por la maestra Norma Lilí Cárdenas, con la intención de estimular la creación literaria en Tabasco se aplicó en lograr un convenio de colaboración con el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para que impartiera en Villahermosa el Diplomado en Creación Literaria que acaba de arrancar en esta ciudad.

¿Qué más queremos? Tenemos en nuestra casa un esfuerzo nacional para incentivar la creación literaria en cualquiera de los siguientes géneros: cuento, poesía, novela, guionismo, dramaturgia y periodismo (crónica, reportaje y ensayo); además, desde hace 10 años contamos con un centro de estudios que muchos estados no tienen y quisieran tener: la Escuela de Escritores "José Gorostiza", que imparte los diplomados de Creación Literaria, Formación Literaria y Periodismo Cultural, que son avalados académicamente por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) y cuentan con el apoyo del Instituto Estatal de Cultura (IEC).

No tenemos pretexto para no desarrollar nuestras vocaciones literatas. Los primeros en aprovechar este programa de estudios fueron los campechanos, pues el diplomado fue inaugurado en Campeche en agosto de 2010 por la directora general del INBA, Teresa Vicencio Álvarez. En Villahermosa, Tabasco, acaba de iniciar el pasado 18 de marzo en el Centro Cinematográfico del Sureste (CCS), que presta sus instalaciones para su realización a la Dirección Editorial y de Literatura que dirige el escritor y dramaturgo Vicente Gómez Montero.

ENTREVISTA

El primer capítulo fue el de Cuento I (clásico, realismo), impartido por el periodista, editor y escritor Guillermo Vega Zaragoza, quien desde el arranque planteó una serie de reflexiones en los alumnos, siendo una de ellas que uno puede pensarse escritor cuando es considerado por sus congéneres de esa manera, sobre todo porque han leído lo que escribimos, y que hay quien nace genio literario y quien se hace a plumazos, es decir, con base a escribir y escribir y a seguir escribiendo, pues como manifiestan las escuelas de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM): "A escribir se aprende escribiendo".

Si no te enteraste o no pudiste inscribirte, espero que te pongas abusado para la siguiente edición del diplomado. Te dejamos con la entrevista que Guillermo Vega concedió a Razones.

Guillermo, ¿cómo defines tu vocación de escritor; el, o los momentos en que te diste cuenta que escribir era lo tuyo?

Mi vocación de escritor se define en el sentido de que es lo único que sé hacer más o menos bien. No quiero hacer otra cosa. Con los años se ha ido cancelando la posibilidad de dedicarme a cualquier otro asunto que no tenga que ver con la literatura. Ya si lo que escribo es bueno o malo, ése es otro patín, pero en principio ésa es, para mí, la vocación del escritor: se escribe porque no hay otro remedio.

Los momentos han sido varios: cuando mi madre me sacaba al quicio de la puerta para trapear el piso y para entretenerme me ponía a llenar hojas de cuaderno con garabatos que en ese entonces no sabía que eran letras; una vez que terminaba, mi madre me decía que lo había hecho muy bien, me daba un beso y me permitía entrar de nuevo a la casa. En ese sentido, por eso escribo: para no salirme de quicio y regresar a casa.

Otro: cuando escribía en el periódico de la secundaria y un condiscípulo se fue a quejar con la tutora de que me burlaba de él en un texto y la maestra pidió que ya no lo hiciera. Me dije: "Esto es lo mío: provocar". El que escribe busca provocar algo en el que lo lee: risa, llanto, dolor, asco, placer, lo que sea, menos permanecer impasible. O cuando me pagaron por primera vez por publicar un cuento mío en el suplemento La Jornada Semanal. O cuando publiqué mi primer libro de cuentos. En sí, cada vez que aparece publicado un texto escrito por mí, refuerzo que escribir es lo mío. Frecuentemente me tengo que convencer a mí mismo de que esto es lo mío, porque a veces ni yo me la creo.

¿En cuántos y cuáles estados de la república se ha empezado a impartir el diplomado antes de hacerlo en Tabasco, y qué respuesta ha tenido en los demás estados?

Se imparte en el Distrito Federal (con tres grupos), Campeche y Colima, se inició en Villahermosa, y próximamente comenzará en Zamora, Michoacán. La respuesta ha sido altamente positiva. De hecho, los grupos se han saturado. Muchas personas se han quedado fuera por falta de cupo.

¿Cuál es tu percepción de los frutos que pueden cosecharse de este diplomado a nivel nacional?

La idea del Diplomado es impulsar la creación literaria en los diversos géneros: narrativa, poesía, teatro, guionismo. Los frutos se verán con el tiempo, porque la carrera literaria es de largo aliento. Sólo aquellos verdaderamente comprometidos con el oficio siguen y aguantan.

Varios se quedarán en el camino, pero la idea es que aquellos que quieren empezar o aquellos que ya empezaron pero quieren afinar sus herramientas, encuentren un espacio de conocimiento, diálogo e intercambio de experiencias.

Por otro lado, creo que hay mucho talento en los estados que, por diversas razones (el centralismo y el regionalismo, por mencionar las dos más importantes), se queda a nivel local y que valdría mucho la pena que se desarrollara y fuera conocido en todo el país. Muchas veces ni siquiera los que viven en determinada ciudad conocen lo que están escribiendo sus mismos paisanos o los de los estados vecinos. Mucho menos en la capital del país nos enteramos de todo lo que se está haciendo en el interior de la República. Lo importante es que las obras literarias circulen y se conozcan lo más ampliamente posible.

¿Cuál es la importancia del Diplomado en Creación Literaria del INBA para la literatura en México?

Se trata de un esfuerzo de descentralización que no se había llevado a cabo desde hace muchos años, por lo menos por lo que toca al gobierno federal. Es un esfuerzo conjunto entre la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, a cargo de la maestra Stasia de la Garza, y las instancias culturales de los estados. La idea es abrir vasos comunicantes entre el centro y las entidades, plantar semillas para que se establezca un esfuerzo continuado y permanente a fin de impulsar la creación literaria y formar escritores.

¿Se podrá aterrizar con publicaciones que den a conocer los mejores trabajos de los alumnos?

La idea es que a través de la página del INBA en Internet se publiquen los mejores trabajos de los alumnos, a fin de que se conozcan por ese medio. Quizá más adelante se pueda hablar de una publicación en libro, pero en principio es necesario aprovechar la poderosa herramienta de comunicación que es la Internet para que todo mundo conozca lo que están escribiendo los incipientes artistas nacionales.

PERFIL

GUILLERMO VEGA ZARAGOZA
Escritor, periodista, profesor y consultor
(México, D. F., 1967)

Cuenta con 25 años de experiencia como periodista, editor de revistas y colaborador de diversas publicaciones. Ha escrito más de 300 artículos, ensayos, artículos de opinión y reseñas culturales y literarias, los cuales han aparecido en publicaciones tales como el suplemento La Jornada Semanal del periódico La Jornada; TOMA, Revista Mexicana de Cine, En Tierra de Todos; El Ángel del diario Reforma; sábado, de unomásuno; Arena, del diario Excélsior, y en las revistas Origina, etcétera y Picnic, entre otras.

Es autor del libro de cuentos Antología de lo indecible, que obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta 2001, y que publicó Plan C Editores/FONCA/CONACULTA en 2003; y de los poemarios Desde la patria del insomnio (Fridaura, 2007); Preñar el silencio (Narrarte, 2001) y Espejo infinito (Editorial Dionisiaca, 2002; mención honorífica del Premio Nacional de Poesía "Marco Antonio Montes de Oca" 2001).

Sus cuentos han sido seleccionados en Los mejores cuentos mexicanos, ediciones 2002 y 2003 (Ed. Joaquín Mortiz/Planeta), además de una docena de antologías del género. Sus textos han aparecido en diversas antologías de México, Estados Unidos, Colombia, Cuba y España, y han sido traducidos al inglés y al italiano.

Actualmente se desempeña como Redactor y Corrector de la Revista de la Universidad de México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 2004. Se desempeñó como asesor y Editor de Información Periodística de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, de 2002 a 2004. En la actualidad imparte el taller de cuento en el Diplomado de Creación Literaria del Instituto Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México y el interior de la República.

Ha sido profesor de las Escuelas de Escritores de SOGEM en Coyoacán y Puebla, donde impartió las materias de Introducción a la Narrativa, Novela, y Técnicas Narrativas, así como del Centro Cultural Donceles 66, donde impartió un Taller de Escritura Creativa. También ha sido maestro de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón de la UNAM, y de las universidades Anáhuac e Iberoamericana (UIA), y de la Universidad Autónoma del Carmen (UNACAR), así como de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, donde ha impartido materias de las áreas de Comunicación, Periodismo y Literatura.

Ha ofrecido más de 150 cursos y conferencias, y ha participado como ponente en presentaciones de libros y publicaciones, en instituciones tales como el Centro Nacional de las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Casa de las Humanidades de la UNAM, el Centro Cultural Tijuana, el Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos, la Confederación Patronal de México (COPARMEX) y la Universidad Tecnológica de México, entre otros.

Es egresado de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva por la Universidad Nacional Autónoma de México; cursó el Diplomado en Telecomunicaciones en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y estudió el Diplomado en Creación Literaria en la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM).

(Publicado en el bisemanario Razones de Tabasco)

sábado, abril 02, 2011

Escribo

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Escribo

por Juan Felipe Herrera

Escribo por la paz.
Escribo para para todos los seres humanos.
Escribo para acabar con el sufrimiento.
Escribo para meditar sobre el infinito sin intentarlo.
Escribo por la pura ilusión que me da el todo.
Escribo para activar la vida de mis ancestros en el presente.
Escribo para tocar corazones y curar corazones.
Escribo para tejer amistades alrededor del mundo.
Escribo para probar la libertad.
Escribo para liberar los lenguajes de las comunidades de abajo.
Escribo para pintar murales y retratos y paisajes con electricidad.
Escribo por aquéllos que no pueden escribir.
Escribo para poder perforar un hoyo en la cultura fosilizada y que se libera
a sí misma hasta deslizarse dentro de la boca-volcán de la creación.
Escribo para ponerme en tus zapatos.
Escribo para que el espíritu de mi madre me regañe y me diga que deje de
hablarme a mí mismo.
Escribo para poder dejar de escribir—y ser.

(De Los vampiros de Whittier Boulevard, Sur+ Ediciones/Avra Edicones, 2009. Una muy buena reseña sobre este libro se puede leer aquí)

***************
Libélula

por Juan Felipe Herrera

Yo yo
no pude detener mis alas
estaban enloquecidas dijeron vete vete vuela vuela
gritando a todo pulmón una música extraña
incomprensible para muchos
en cuyas cabezas el ruido y la suciedad
se mezclaban con el heno
y la gente escupía whiskey
mezclado con cerveza allá abajo
ehhh ahhh ehhh ahh rubios brutales explosivos
cambiando de colores haciendo
gran ruido y blandiendo cosas
untándome y tropezando en espirales desde abajo
rodando y cubriéndose de niebla
sobre aquellas montañas que no dejaban
de sacudirse temblando y cayendo
no pude parar ajá me dije
mientras pasaba el arroyo chapoteando agua
sobre El Mulato Chihuahua donde alguna vez
papá Felipe chupó leche tendido bajo una
cabra pintona seria y flaca
y después salió corriendo desnudo hacia El Norte
con una bolsa de tortillas
un sombrero verde y un par de calzones
pegajosos agujereados de bala
las lámparas aleteando a medio derretir
sobre calles derruidas hechas de fuego

Ya ya ya basta basta
mira el bebé perdido caminando entre los cactos y la niebla
con zapatos de goma cargados
de polen conduciendo a los pobres
a liberarse de sus cadenas
quise decirle sálvalos
pero tan sólo pude eructar un vómito viscoso
sobre las cabezas alicoradas de los generales
que cabalgaban sobre caballos de cristal
con fustas de cuero y pistoleras de telaraña
disparando sin cesar
para luego saludar militarmente al espantapájaros
una calavera con ojos de azúcar dientes de azúcar
y mejillas de azúcar cuyos ojos eran dos huecos sonrientes
sálvalos le grité pero tan sólo una neblina inmovible
y minúsculas nubecillas de vómito cayeron del cielo
sobre sus sables y sus barbas hirsutas
por un instante cerré mi ojo gigante

Soñé con Mamá María en el bosque de los gitanos
sirviendo sopa a los heridos con su guitarra
soñé con otras libélulas que pudieron escapar
se hicieron verdes y así volaron libres
fue entonces cuando aterricé cayendo
sobre un camino pedregoso y me sentí más pequeño
que los mismos guijarros
caí de nuevo y mis ojos quedaron enterrados
respirando a duras penas adherido a una rama
rebuznando y rebotando sobre un techo en mitad
de una batahola estruendosa
voy voy voy escapo por entre soldados
cuyos costales están repletos de hocicos de cerdo
y cartas de amor que dicen
goodbye adios amor and love and adios
y rostros sangrientos de niñas campesinas
cosiendo parches de avena en sus vestidos
con agujas de mazorcas que flotan
en ríos al amanecer
flores ensangrentadas regadas por la tierra
entre los muertos
desintegrándose al explotar desde hornos de dinamita
extinguiéndose en el gorjeo azul del firmamento

(Publicado en la revista Arquitrave, núm. 40, diciembre 2008)

viernes, abril 01, 2011

Soledad

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por Rainer Maria Rilke


La soledad se parece a la lluvia.
Se alza del mar hacia los atardeceres;
desde llanuras lejanas y remotas
se va hacia el cielo, que la posee siempre.
Y sólo entonces cae sobre la ciudad.

Llueve la soledad en las horas inciertas,
cuando todas las calles se vuelven hacia el alba
y cuando los cuerpos que nada encontraron
se separan desencantados y tristes,
y cuando las personas que se odian
tienen que dormir juntas en la misma cama:

luego la soledad se marcha con los ríos...

(De El libro de las imágenes, 1913)