jueves, marzo 05, 2015

"El aliento mítico le da trascendencia a lo que se escribe".




Entrevista con Guillermo Vega Zaragoza

por Paul Olvera 


A través de pláticas y redes sociales la nueva literatura se está forjando. Mucha paja hay desde que todos anhelan escribir pero no saben de qué o cómo. He aquí una entrevista con Guillermo Vega Zaragoza quien a través de un pequeño chat en Facebook nos comparte su experiencia como escritor, maestro y forjador de la nueva literatura electrónica que se da desde los blogs hasta los e-books.

Mencionas en una entrevista que es mejor escribir sobre lo secreto que de lo público o lo privado. Entonces, ¿tú escribes sobre lo secreto que hay en ti? ¿Por qué consideras lo secreto más importante?

Bueno, no es que sea lo mejor. Es algo que dijo García Márquez: que todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta. Sobre la secreta es la que se escribe en las novelas, porque esta vida es la que a veces ni nosotros mismos queremos reconocer. En el caso de la narrativa, hay que adentrarse en la vida secreta de los personajes y revelársela al lector. Y en la poesía, lo que vale la pena es adentrarse en la propia vida secreta del poeta, de uno mismo, para que de ahí surja la poesía.

Bien. Desde ese punto de vista, en un ensayo que escribiste sobre el fenómeno de La literatura basura, nombre dado a ese tipo de relatos típicos del realismo sucio donde destaca principalmente la figura de Charles Bukowski, te propones explicar el valor literario de esta clase de escritores y los temas sobre los que escriben. ¿Es esta la noción de lo secreto sobre lo que debería escribirse más? ¿Cuál es su influencia en tu narrativa, la cual muchas veces nos cuenta algo sobre esas cosas grotescas que conlleva la vida cotidiana?

No sé si es sobre lo que debería escribirse más, pero sí lo es lo que resulta más interesante tanto para el escritor como para el lector: adentrarse en los conflictos de los personajes y narrar lo que les sucede. Ahora, a mí me ha influido Bukowski más con su ejemplo que con su obra. En realidad nunca me he propuesto emularlo ni nada de eso. Lo que me ha interesado es explorar el lado oscuro del alma humana, pero siempre desde una visión realista, no necesariamente fantástica. Todo lo que tenga que ver con los traumas, complejos, miedos, fobias, de los personajes. Creo que ahí hay una veta interesante a explorar.


En ese sentido, se puede contemplar en la mayoría de tus poemas temas como la soledad, el desamor, el vacío del ser humano ante una sociedad que parece anónima para sí misma y donde todo sentir cae por la borda del momento perdido; ni en la poesía se puede confiar. ¿Cuál es tu punto de vista ante estos tópicos patentes en tus poemas? ¿Son ideas que sólo comunicas poéticamente o nacen de tu propia experiencia, con lo cual podrías decir que la poesía depende más de la vivencia propia como humanos que del pulimento estético que se pueda dar?

A mí me interesa la literatura que surge de la vida, de la observación y de la experiencia vital, no me interesa leer y muchos menos escribir exquisiteces de lenguaje, muy bien escritas, pero que no dicen nada a fin de cuentas. Eso no quiere decir que no me interese escribir bien, lo mejor que pueda, pulir el estilo y el lenguaje, pero no me motiva el logro estético por sí mismo, sino en función de lo que se trata de transmitir. Es decir: si un poema transmite una emoción, pero a lo mejor tiene alguna falla o no es perfecto, lo prefiero a un poema perfecto técnicamente pero que no transmite ninguna emoción. No me interesa la poesía apantallante sino la poesía que emocione.

Interesante y coincido con tu punto de vista. Pasando ahora al campo de la publicación, tu último libro de cuentos, El perro de Brasil, fue publicado de manera electrónica y a su vez tu poemario Sinsaber lo subiste a la página Scribd, con lo que se nota tu adherencia al uso de nuevas tecnologías para la distribución de los libros. ¿Cuál es el futuro que podrías presagiar para la literatura mexicana a través de estos medios cada vez más usados en nuestros días?

La industria editorial como la conocemos está cambiando. Las editoriales tradicionales y las librerías de papel se han tardado en entender y acoger el cambio de paradigma de lo impreso a lo digital, que no se contradicen sino que se complementan. Los que se han tardado un poco más en entenderlo son los autores. En la actualidad no se trata de vender libros sino de tener lectores, de construir una base fiel de lectores a los que les guste lo que escribes y los contactes para que compren tus libros. El escritor tiene que aprender a participar en todo el proceso edito-rial: escribir la obra, editarla, promocionarla, venderla y establecer contacto con los lectores. El que no aprenda a manejar todo eso se quedará atrás, porque todo ya está cambiando. Hoy hay miles de escritores, muchos de ellos muy buenos, que no existen para las grandes editoriales o los medios de comunicación o los suplementos literarios, pero que sí tienen miles o  hasta millones de lectores. La competencia por la atención de los lectores es implacable y hay que ponerse a trabajar si se quiere que se lea lo que uno escribe. En México apenas se está entendiendo eso. En Estados Unidos y Europa ya es una realidad.

En el modo cómo se construye un libro, mencionas, en un artículo sobre el fenómeno editorial que marcó Harry Potter, que éste se sostiene sobre bases muy firmes que podríamos encontrar en cualquier clásico ya que contiene la noción de recrear mitos. ¿Consideras que todo buen libro debe entrañar en sus letras la condición de expresar algo mítico para entrar dentro del canon de la literatura clásica?

Todas las grandes obras de la literatura tienen lo que yo llamo una “altura mítica”. En algunas es más evidente que en otras, y algunos autores lo logran más conscientemente que otros. Yo digo que es mejor hacerlo conscientemente, conocer la mitología que nos corresponde culturalmente e integrarla en lo que escribimos. Por ejemplo, en el caso de México tenemos tres tradiciones míticas: la judeocristiana, la clásica grecolatina y la indígena mesoamericana. esta última tradición es la que nos distingue de las demás culturas del mundo. Los japoneses tienen la suya, los escandinavos la propia, y así. Deberíamos explorar en la mitología indígena que nos corresponde y enriquecerla, actualizarla, integrarla a lo que escribimos, porque esos mitos son los que nos explican como individuos y como sociedad. Y es el aliento mítico el que le da trascendencia a lo que se escribe.

Muy esclarecedor ante las propuestas literarias de nuestros tiempos. Sin embargo, en la contraportada de tu libro Sinsaber dices que los poetas son seres “que incomodan con palabras que hieren y nos ponen tristes”. ¿Cuál es uno de los motivos principales de la poesía desde tu punto de vista: hacernos sentir algo, comunicarnos un mensaje o ser un deleite artístico como obra de arte?

Bueno, ese poema es totalmente irónico. Pero muy cierto. El arte (iba a decir “el verdadero arte”, pero si es falso no es arte: el arte siempre es verdadero) tiene que provocar algo en quien lo aprecia: tiene que conmoverlo. Es decir, tiene que mover algo dentro de él, intensa o delicadamente, violenta o sutilmente, pero tiene que moverlo. El verdadero arte te cambia la vida. Después de leer una gran novela o un gran poema, ver una gran película o una obra de teatro, o escuchar una pieza musical, no puedes seguir siendo el mismo. Esa obra tiene que haber cambiado algo en ti. Si lees una novela y a la semana siguiente ni siquiera te acuerdas de qué trataba, es que no te conmovió. Pero si la lees y durante días y días sigues pensando en los personajes, en las situaciones que pasaron, en las ideas que te provocó lo que leíste, entonces te conmovió, movió algo dentro de ti. Es decir, cumplió su cometido como obra de arte. Ahora, al sistema dominante no le gusta que la gente piense ni se conmueva, lo que quiere es que consuma, que siempre piense igual para que siga consumiendo, que no se dé cuenta de su situación. La función del arte es despertar la conciencia, que la gente se dé cuenta de que la vida es muchas más cosas que sólo consumir. Por eso, el sistema promueve arte que no es arte, que en lugar de conmover, mantiene adormecidas y alienadas a las personas. Y no me refiero a lo político, que a final de cuentas todo es político, sino a todo lo vital, a la vida misma.

 

Cierto y en este sentido creo que todo depende del artista. En ficticia.com escribiste una reseña de ti donde dices que tu hermano te aconsejó no estudiar letras si querías ser escritor. ¿Crees que estudiar académicamente literatura te impida crear, ya que en la historia podemos observar que la mayoría de los grandes escritores se dedicaban a trabajos cotidianos que tenían muy poco que ver con las letras?

Lamentablemente, la academia no está hecha para enseñar a escribir literatura sino a ser académico, es decir, a estudiar y escribir sobre lo que otros escriben. Lo que te puede dar lo académico es cierto orden de lecturas y herramientas que pueden ser útiles a la hora de escribir. Pero a escribir se aprende leyendo y escribiendo. Sobre todo escribiendo. No desdeño lo académico pero creo que no es indispensable para ser escritor, como bien señalas. Para ser escritor, además de escribir, se requiere tener gran interés y curiosidad acerca de las personas, empezando por uno mismo, desarrollar un gran poder de observación sobre uno mismo y sobre los demás, para luego utilizarlo en la propia escritura. Preguntarse: ¿por qué es así tal persona?, ¿qué lo llevó a hacer tal cosa? o ¿por qué soy así yo?, ¿por qué siento esto que siento? Y eso no lo aprendes en un salón ni leyendo sesudos tratados. Lo aprendes observando a los demás y analizándote a ti mismo.

Entonces, ¿qué es más aconsejable para los jóvenes que están empezando a escribir y desean aprender a hacerlo de la mejor manera: acudir a talleres, publicar su obra para que sea juzgada por expertos o escribir y corregir en soledad?

1) Leer
2) Escribir, escribir, escribir
3) Ir a un taller a aprender y a pulir los textos, y a confrontar los textos con lectores reales
4) Seguir escribiendo
4) Buscar que te publiquen en revistas y suplementos aunque no te paguen al principio. O publicar en tu propio blog y promoverlo en redes sociales.
5) Mandar textos a concursos.
6) Si ya se tiene material para un libro, enviarlo a editoriales. O publicarlo y promoverlo uno mismo.
7) Siempre escribir, hasta cuando no se escribe.

Suena excelente la lista de consejos para los jóvenes escritores. Por último, ¿deseas agregar algo más a manera de comentario, reflexión o frase para los lectores de la revista?

Nada más agradecerte la paciencia.


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Guillermo Vega Zaragoza

Nació en México, Distrito Federal en 1967. Escritor, periodista y maestro universitario. Ha publicado un libro de cuentos: Antología de lo indecible (Plan C/FONCA/CONA-CULTA, 2004), y dos de poemas: Desde la patria del insomnio (Fridaura, 2007); Sinsaber (edición de autor, fuera de comercio). Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM y el Diplomado de Creación Literaria en la SOGEM: Sus textos han aparecido en diversas antologías de México, Estados Unidos, Colombia, Cuba y España. Trabaja en la redacción de la Revista de la Universidad de México de la UNAM e imparte cursos y talleres literarios. Actualmente es profesor del Diplomado de Creación Literaria del INBA. Ha colaborado en el suplemento cultural La Jornada Semanal del periódico La Jornada, en La Cultura en México de la revista Siempre!, El Ángel del diario Reforma, y en TOMA Revista Mexicana de Cine, entre otras publicaciones.